jueves, 27 de febrero de 2014

CUANTO MÁS HUMANOS, MÁS FELIZ SE VUELVE NUESTRA EXISTENCIA.

Como es evidente, un hijo no es una posesión ni una copia de sus padres, sino un nuevo ser humano que tiene el derecho de ser educado por ellos, el papel de los padres no es simplemente el de traerlo al mundo y esperar a que con el paso de los años el niño llorón se irá convirtiendo por sí mismo en un adulto maduro y responsable. ( Si únicamente fuera cuestión de tiempo, todos seríamos unos educadores fantásticos).

Educar a nuestros hijos consiste en enseñarles desde pequeñitos a desarrollar armónicamente todas sus posibilidades: Alimentar y ejercitar su cuerpo, para que crezca adecuadamente - a lo alto y no a lo ancho - , aumentando gradualmente su elasticidad, fortaleza, resistencia, agilidad, coordinación, etc,

Desarrollar su racionalidad, para despertar poco a poco su mente ofreciéndole nuevos campos donde saciar su curiosidad natural y aumentar su saber.

Y en tercer lugar, y no por ello menos importante, desarrollar su voluntad libre, es decir, fuerte, para que sepa defenderse de cualquier clase de manipulación  o coercion social : modas, consignas, fanatismos, sentimentalismos apasionados, etc.

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